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sábado, 20 de octubre de 2018

La hora más oscura

La actividad en el puente de mando de la Honor de Macragge era frenética. Guilliman manejaba con precisión y eficacia la enorme placa de datos que tenía ante él repartiendo instrucciones a las divisiones del Astra Militarum y otros cuerpos imperiales que combatían contra los Orkos en la superficie del planeta. Su mente transhumana le permitía recibir información y transmitir órdenes instantáneamente en los más de 100 frentes simultáneos de una guerra a escala planetaria. La resistencia orka no tardaría en ceder y pronto podría estar navegando a otros sistemas estelares portando la antorcha de la luz del Emperador a otros mundos sumidos en la oscuridad.

De pronto, el jefe de su Estado Mayor, el Capitán Acheran de la Segunda Compañía de los Ultramarines se dirigió a él -”Señor, los sensores detectan una fuerte perturbación en el Inmaterium...”- Guilliman arqueó una ceja y sin levantar la vista de la placa de datos respondió -”Toque rebato. Transferid energía de los motores y de los sistemas de armas principales a los escudos. Ordene al personal el uso de sus trajes estancos. El personal equipado con servoarmaduras deberá utilizar el casco hasta nueva orden”- “Sí Capitán, yo también la he sentido”- dijo mientras se ajustaba su casco y toda la tripulación del puente lo imitaba o empezaba a enfundarse en su traje amarillo.
Con un rugido ensordecedor se abrió en mitad del espacio, a unos 3 kilómetros de la nave capital una brecha a babor de medio kilómetro de ancho en su longitud máxima que emitía unos pulsos lumínicos azulados y rosáceos. Era como una herida supurante en la realidad según se mostraba en las pantallas del puente de mando de la Honor de Macragge. A través de ella, en la distancia en ese mundo de irrealidad se podía divisar una torre plateada de colosales dimensiones, coronada con un ojo de diamante del tamaño de una estación orbital. El ojo comenzó a brillar y el fulgor ganaba en intensidad a cada momento que pasaba. -”PREPÁRENSE PARA EL IMPACTO”- ladró el Capitán Acheran a través de su vocoemisor. Su voz metálica pudo ser escuchada en todos los rincones de la nave a través de los amplificadores.

El impacto no se hizo esperar. Un rayo de energía disforme surgió desde el ojo que coronaba la torre e golpeó de lleno a la Honor de Macragge. Afortunadamente los escudos pudieron absorber y desviar gran parte de la energía del golpe que iba dirigida hacia el puente de mando, aunque una enorme descarga alcanzó la base de éste, haciéndolo saltar por los aires y separándolo de la nave principal. La enorme sacudida destrozó a la mayor parte de la tripulación del puente, que salió volando en todas direcciones y acabó despedazada contra las paredes, los suelos y los techos. Los marines espaciales lograron sobrevivir al impacto, ya que los electroimanes de las suelas de sus botas y la protección de sus servoarmaduras evitaron el desastre. Luces rojas parpadeaban por doquier y el sonido de los pitidos y señales de alarma se iba atenuando a medida que el aire del soporte vital escapaba por el enorme agujero que había dejado la explosión. El pequeño pecio con sus tripulantes Ultramarines comenzó a precipitarse hacia la superficie de Ispaal-I5 ganando cada vez mayor velocidad. -”¡Rápido! ¡A las cápsulas de desembarco!”- Gritó Guilliman a sus hijos mientras se limpiaba los restos de sangre y órganos de su placa pectoral con mirada sombría. Raudos, sus hombres se aprestaron a obedecer sus órdenes bajando hasta la cubierta de lanzamiento. Sólo 6 cápsulas seguían en condiciones de uso tras el impacto, pero con la masacre que había acontecido en el piso superior eran suficientes para evacuar a los supervivientes.

La vibración de la cápsula era palpable, pero en cierto modo relajante al haber abandonado el infierno anterior. Debido al tamaño de Guilliman, en su cápsula sólo viajaban el Capitán Acheran, el Bibliotecario Gayerus y el Portaestandarte de la Segunda Compañía. El capitán había dado instrucciones al sargento Terminus de los Inceptors para que se adelantaran a la zona de desembarco y la limpiasen posibles defensas antiaéreas.

Guilliman se dirigió a su capitán -”Acheran, necesito información de la zona de desembarco estimada”. El capitán lo consultó con el espíritu máquina de la cápsula y comprobó que la ruta más favorable que podían seguir y le dijo -”Señor, la ruta óptima nos haría aterrizar en el sector B-578-V, a doce con...”- “diecisiete kilómetros tras las líneas enemigas”- concluyó la frase el dios encarnado. Tras unos instantes de reflexión, dijo: -”Capitán Acheran, contacte con la Flota Imperial, que envíen todo lo que tengan a ese sector. A continuación, póngame en contacto con el oficial del Astra Militarum de mayor rango en el Sector B-577-F.”- “Sí, Señor” - “Bibliotecario Gayerus, contacte con bibliotecarios de los distintos capítulos de la flota, El Capitán Lysander de los Puños Imperiales y el Capitán Morales de los Puños Carmesíes deberían estar disponibles y a punto de teleportarse al otro punto del planeta. Evítelo y que se reúnan con nosotros en el punto de aterrizaje a nuestra llegada”- “Sí, Sire”- respondió el bibliotecario. Acheran estaba esperándole tendiéndole el intercomunicador con la mano. -”El comandante Argantonius del 41º de Cadia al otro lado”. Guilliman agarró el aparato que le tendía el capitán -”Comandante, tiene a su mando todos los recursos disponibles del Astra Militarum y otros operativos ya desplegados en el planeta. El código de autorización es X67-6G4-JHF-98F-100-6FD. Su misión consiste en ocupar y mantener el sector B-578-V y adyacentes a la mayor velocidad. No sólo se enfrentarán a orkos, esperen legiones de traidores”- “El Emperador protege”- contestó el asombrado comandante. -”Así es.”- Dijo Guilliman para a continuación cortar la comunicación. Las cartas está sobre la mesa, dijo a sus hombres. “No fallaremos, Semper Fideles Señor” respondieron todos a coro.
Las tropas toman posiciones defensivas

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